jueves, 28 de marzo de 2019

LAS TARDES INTERMINABLES

Durante más de 10 años no he fallado ninguna tarde a rehabilitación y tampoco a las clases de logopedia para mejorar mis problemas de disléxia que tenía.

Llegábamos a casa mi hermana y yo del colegio a las 2, comíamos rápido porque a las 15:30 empezaba la rehabilitación en el Hospital Central de Jaén, me hacía la fisioterapeuta ejercicios de brazos, piernas, cuello, de respiración y también aprender a controlar el tronco... Pero en el ejercicio que realmente lo pasa mal era cuando me ponía en una camilla que me tenia que tumbar, me ponía unas cintas para cuando se pusiera en vertical y no me cayera, eso servia para que se movieran los órganos.

Allí conocí a muchas personas con una fe tremenda en su recuperación y con una fuerza de superación personal increíble para recuperarse de accidentes de tráfico, de mutilaciones de piernas o brazos, de enfermedades congénitas... Para mí eran héroes reales, no como en los cómics, en estos sitios aprendes a no rendirte y valorar todo lo que tenemos en nuestras vidas. 

Me acuerdo que mi hermana se llevaba su mochila y se ponía al lado mía en otra camilla hacer sus deberes con la ayuda de Diego el mejor celador que he conocido, con el he pasado muy buenos momentos hablando de fútbol y jugando al baloncesto, también me tenía que divertir.

Terminábamos a la 19:30 de rehabilitación, de aquí nos íbamos para las clases de logopedia, acababa para la 21:00 y llegábamos a casa mi madre, mi hermana y yo reventados.




Espero que os guste y anímo a no rendiros nunca. 

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